Hace mucho tiempo que no entro en este blog de historias ficticias
de Madrid, pero esta, aunque lo parezca, no es ficticia, ni de ciencia ficción. Es real.
El día 12 de aislamiento, cada uno metido en nuestra casa,
unos con mejor suerte que otros. Lo digo porque habrá quien tenga jardín,
terraza amplia o simplemente un jardincillo. Los que tenemos piso menos, y los
que tienen apartamentos de 30 metros cuadrados en los que moverse, ya me dirás,
o coges la bolsa y te vas a dar un garbeillo al DIA, Carrefur o Mercadona, si
tienes suerte de que te pillen cerca y tardas más de la cuenta o ya me dirás.
Las calles están vacías, no hay bicicletas de “Bicimad” ni
(que bien) patinetes, bicos y demás tirados por las esquinas o paradas del autobús.
Tampoco terrazas llenas de bebedores de cerveza y picoteo o parados en la
puerta del bar, con lo cual se anda por la calle de p.m. Tampoco hay “coperos”
dando murga debajo de tu ventana a las tantas. Ojalá estos no vuelvan, pero me
temo que sí que volverán a no dejarte dormir. La señora del primero de mi casa
está dando palmas de contento de que la dejen en paz. Hacía años que no se
dormía así de bien en este barrio, coto ahora de restaurantes y baretos.
Donde sí hay gente es haciendo cola esperando entrar en el “Mi
Alcampo” o el “Ahorra más” pero yo, en el “DIA & go” he encontrado de todo
e incluso, buenas ofertas. En el Carrefur también entras sin problema y están
bien surtidos. El Corte Inglés es el que mejor surtido está y casi sin col en
las cajas, Eso sí, los empleados están loco organizando pedidos con carros
llenos hasta arriba. Al Mercadona he ido una vez (me queda algo más lejos) y
estaba casi saqueado, sobre todo la sección de vinos, pasada ya la fiebre del
papel higiénico, botes de lentejas, pasta y tomate frito. (1)
A las 8 de la tarde, religiosamente los mismos de siempre
salen a aplaudir. Saco la basura y en la calle de atrás hay gente jugando al
bingo desde las ventanas.
A las 9 de la mañana salen viejos reviejos con problema de
movilidad algunos, cargados de bolsas o carritos.
Las farmacias están más vacías que al principio. La quiosquera
bastante bien surtida de periódicos e incluso el “HOLA” con el marqués griñón
en la portada.
Doy una vuelta, el herbolario está abierto, el café La
Mexicana también, pero los frutos secos del “Rincón” ahora han cerrado y en el
Banco está solo el cajero bien pertrechado.
1. Para llegar aquí ha pasado ya la histeria
colectiva del papel higiénico, el papel de cocina e incluso las servilletas de
usar y tirar. He llegado a ver gente con el carro lleno e incluso un paquetón adicional
en la mano. ¿Tiene algún uso extra que desconozco?
Continúa en
el (2)
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