domingo, 23 de marzo de 2014

La mala educación

 Móviles en el cine
Lo repito por activa y por pasiva.
Los móviles en el cine, en mitad de una película (ni digo ya en el teatro), Joden. Joden mucho. Sobre todo al que está al lado e incluso al que está al otro lado del pasillo, pero aun así siempre hay alguien que decide encenderlo y hacer vete a saber qué con él, cuando los demás estamos interesados viendo lo que hemos pagado por ver.
En "Agosto" fueron dos los plastas maleducados. A un viejo se le cayó al suelo, organizando un ruido del demonio, y a la otra , hasta ya de que no parase, tuve que decirle que por favor, apagara eso de una vez  por todas ya que su empeño pasaba de castaño oscuro.
¿No les interesa la película? Que se larguen. ¿Es mucho mas interesante lo que ponga en su móvil que haber pagado por lo que están viendo? Que se salgan y jugueteen con el aparato todo lo que quieran fuera. La verdad es que ni siquiera puedo comprender que vayan al cine y pongan la atención en otra cosa. Vete a una cafetería y ahórrate los 6 euros. Así al menos dejarán de molestar a los demás, que vamos al cine a ver lo que sea, y llevamos el móvil bien apagadito en el bolso y lo encendemos cuando salimos. lo demás, aparte de una molestia es una falta de educación. No digamos ya en el teatro, cuando los actores están trabajando para que tu disfrutes y con tu jugueteo incansable les sacas de su concentración. (He visto casos de vergüenza ajena)
La dependencia del móvil está llegando a un punto demencial. Que no me digan que hay tantas cosas tan urgentes como para molestar al vecino de butaca un montón de veces. Bastante tenemos con aguantar conversaciones que no nos interesan o intimidades que no hemos pedido escuchar cuando vamos en el autobús esperamos en un cruce.

¡Perros no!
Estoy harta del "no hace nada" que te sueltan los dueños de los perros cuando el animalito se te acerca mas de lo que consideras deseable.Por supuesto, faltaría mas que lo hiciera porque se te iba a caer el pelo de la denuncia que te pongo, pero comprende que tu animalito a mi no me gusta y no me apetece que se me acerque. Ni el tuyo, ni el del vecino, y el demás allá, y no tengo por qué soportar su compañía.
Si te digo que lo sujetes, lo sujetas y punto, por mucho que lo adores, porque somos muchos a los que no nos gustan o tienen alergias.
Aplaudo la iniciativa de algunos comercios o cafeterías que han puesto el letrero de "Perros no". Pues no, oiga usted, un perro incluso el suyo, es un animal y no quiero tomarme un café a su lado, ni mucho menos que merodee a mi alrededor. Con todos mis respetos a los perros-guía de los ciegos, que considero los mejor educados del mundo y que cumplen una función social.
No digamos ya cuando los meten en medio de una aglomeración. Si lo haces te arriesgas a que te lo pisen, así que cógelo en brazos, demonios y no mires con cara de odio a los que pasamos cerca.

Los perros son mejores que las personas 
Cantinela que me ha costado aguantar mas de una y mas de dos veces, generalmente de personas que presumen de amar a los animales pero les importan un pepino los humanos, a los que van avasallando y jodiendo por la vida.
Si te plantas con otras tres personas y tu perro en mitad de una calle estrecha y no tengo por donde pasar, lo retiras y no me increpes, diciendo el "no hace nada" de rigor y lo malos que somos algunos ( los que no nos gustan los perros o nos está molestando el suyo, por lo general), pasando al insulto de la manera mas soez, cuando no hemos hecho otra cosa mas que decir "por favor, déjeme pasar".
Será tu perro, pero es un chucho feísimo que está molestando, y tu también, por ponerte de tertulia justo donde mas molestas.
Sí, algunos perros son mejores que algunas personas, sobre todo que usted, que dice amarlo tanto, y  desprecia a los que no hacemos lo mismo.

Gente con carritos
La gente en cuanto coge algo con ruedas se convierte, además de en un incordio,  en un peligro.
En el supermercado se dejan siempre justo en medio del pasillo mientras se mira la estantería. Cuando se juntan dos (por lo general, en el mismo pasillo los dejan juntitos) no hay quien pase, y me refiero tanto a carritos como maletas con ruedas. 
Cuando lo que llevan entre manos es un cochecito de niño, mejor te vas lo mas lejos que puedas;te arrollarán, saliendo de un portal o tienda con el carrito por delante, empujando mientras la mamá habla con la amiga y dándote un empellón a la menor o parando varios juntos justo en el medio de algo.
Lo que se ha convertido en un auténtico tormento es el traqueteo del fin de semana de gente llevado maletas de carrito de acá para allá, calle, metro, autobús, lo que sea... catacroc, catacroc, catacroc.... Además, cuando suben al bus la gente las deja en medio del pasillo, con lo cual, no pasa nadie sin saltarla y más cuando son maletones. Una maleta en un autobús es un incordio porque no hay sitio y sí mucha gente.
Con respecto a los carritos de la compra, generalmente llenos a rebosar conducidos con mas bien poca destreza por señoras mayores... mejor no digo nada. 

Los que tiran colillas a la calle
Así, directamente, desde donde sea... aparte de mala educación y una guarrería, puedes quemar algo a alguien.
A mi me las han tirado desde dentro de una tienda a la calle justo cuando yo pasaba a mis pies, desde un balcón o ventana, desde una terraza de la calle cuando bajaba las escaleras del metro (me dio en la cabeza).
Delante de las paradas de autobús se acumulan unas cuantas, en las playas (no es el caso de Madrid) las encuentras metidas en la arena, lo cual es un asco. Al menos en el metro lo han prohibido, porque iban directas a las vías.
Las calles están llenas de terrazas quitando sitio a los peatones por ellos. Al menos cada vez no dejan hacerlo en mas sitios. pero por desgracia la calles es la calle y ahí nadie ha metido mano, así que nos seguiremos tragando el humo del que va delante, del que espera el autobús a tu lado... del que te tira la colilla encima, etc...
¡Pobrecitos los fumadores, cuanto sufren por culpa de su asqueroso vicio! y que incomprendidos son, que casi se les trata de apestados.

Los ciclistas
Temo a los ciclistas, sí los temo principalmente porque van por la acera o por donde les da la gana, a veces a velocidades que no deberían, y mas de una vez he estado a punto de se arrollada por algún listo montado sobre dos ruedas, o yo, o la pareja de viejos que va paseando tranquilamente.
El hecho de ir en bici parece que les da permiso para ir por donde les sale de cierto sitio y que tienen preferencia incluso por las aceras cuando no es así cuando de un día para otro han pintado miles de carriles en las calles para que vayan por donde los coches. Pues no. No es un coche, pero siempre va mas rápido que un peatón. detesto a los listos que se crean muy mayores y van sorteando a la gente como si la calle fuera el Rally de Montecarlo.
Los motoristas con eso de que van a aparcar en la acera son experto en meterse por los pasos de peatones, circular por las aceras cuando les pilla una calle en dirección contraria y otras lindezas semejantes.
Los detesto casi tanto como a los conductores de furgonetas, otra raza aparte que hace lo que le sale de los mismísimos. Cuidado con ellos si conduces, y si andas también porque se meterán donde les place y como les place.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Dulce Madrid (2)



Sin embargo, hoy por hoy, y entre las nuevas tiendecitas con los famosos “cupckakes” en el escaparate, que no entran en este mi relato y que ya aburren, lo mas chic de Madrid en pastelerías quizás sean “Mallorca” y “Embassy”, ambas aunque con decoración moderna conservan cierta solera y los precios por encima de la media, pero un gusto es un gusto si quieres hacer el esfuerzo y rascarte el bolsillo. Si tu standard de calidad es de lo mejorcito o quieres hacer una excepción, tomate un té en el RITZ, o en el Palace. La experiencia vale la pena y se paga como tal.
Las tiendas de la cadena “Mallorca” son grandes y tienen de todo: refinada bollería, canapés, pasteles, panecillos, delicatessen varias pero sus torteles rellenos de pasta de almendra son de lo mejorcito hasta el punto de hacerme olvidar por un momento mi anhelado croissant.
“Embassy”, solo hay uno, en la esquina de Ayala con la Castellana y lleva allí, uf, desde la guerra civil o antes. Tiene fama de ser centro de reunión de los espías de ambos bandos que pululaban por Madrid durante la segunda guerra mundial. Tiene un salón de té estilo inglés donde sirven sándwiches de pepino y “scones” y suele estar lleno de señoras del barrio de Salamanca, al menos lo estaba antes de la crisis pero no, hoy no he venido por un ataque súbito de anglofilia. En caso de que me diera, podría acercarme a “Living in London”, decorado mas al estilo Laura Ashley (cretonas y flores) agradable pero un poco estrecho y lleno de gente por lo general (idem respecto a lo de la crisis)
No puedo remediarlo. A estas alturas hecho de menos salones como “Angeline” o”La Durée” en Paris. Finos, elegantes y con unos pasteles de morirse solo con verlos de puro apetecibles y bonitos. Lo de la tarta Sacher y  el “apfelstrudel” mientras escuchas un vals de los cafés de Viena prefiero no mencionarlo.
En Madrid tampoco hay tradición de bombonerías como las de Bruselas, una tentación para mis sentidos, con las que te topas en cualquier esquina. Son sitios minúsculos a veces pero a rebosar de “pralinés”, como los llaman allí. Bombonerías… pues aquí tenemos “Santa”, y son tan grandes como piedras. En sus tiempos estuvo “Juncal” (Calle Recoletos) desaparecida hace mucho. Nuevas hay alguna, como “Xocoa” pero ya nada es igual. Bueno, sí, nos queda “La pajarita” que de “Puerta del Sol 6” se ha ido a la calle Villanueva donde venden aún sus famosos caramelos cuadrados y planos  en papel blanco con el anagrama de dibujitos como si fuera un jeroglífico. También queda “La Violeta” en la plaza de Canalejas y sus caramelos en forma de flor morada.
De toda la vida está en la calle Toledo la tienda “Caramelos Paco”. Si buscas glamour no vayas porque la tienda es mas bien tirando a cutre pero está llena a rebosar de caramelos de todo tipo, tamaño y condición que venden si lo quieres, en enormes paquetes, muñecos de azúcar  en un montón de formas, además de chupetes, pirulís, biberones de anises y mil cosas más.

Me niego a volver a casa sin mi croissant perfecto. Podría cambiarlo por unos churros, como los de la Chocolatería de San Ginés, Valor o simplemente, la cafetería Nebraska, pero no, mira tú que casualidad el “croissant casi perfecto” aparece cuando menos te lo esperas: los de un sitio nada glamoroso en la calle Bravo Murillo arriba los recuerdan un poco (3 por 1,50) y los tienen hasta integrales,  en “Moulin Chocolat”, en plena calle de Alcalá frente al Retiro, te cobran 2 euros por uno que bueno, si te quieres gastar el dinero pues… aunque a fuer de ser sinceros, también en Granier (ahora por todo madrid como setas) los tienen a 1,50 euros 3, o en un sitio nuevo que imita al pain Quotidien en la calle Atocha al mismo precio. Hasta Lidel en su tahona te da un par de ellos por 0,60 (eso si que es romper precios) y no están nada mal. No es lo mismo, pero un croissanmt siempre será un croissant.