domingo, 8 de septiembre de 2013

COMIDA CALLEJERA





Cuando yo viene a vivir a Madrid (antes venía de vacaciones) y hasta bastante después, por muy increíble que parezca, solo había un restaurante italiano. Se llamaba "Serenella" y estaba en la esquina de atrás de "Sepu" a la calle Desengaño, que ahora tampoco existe, pero eran unos almacenes baratillos que ocupaban lo que ahora es el H&M de Gran Vía, no el del cine Avenida, que es otro H&M, sino el de enfrente, junto a un cine que tampoco existe ya, el Imperial.
Pues volviendo al tema, aquel era el único sitio donde podías tomarte una pizza o unos "spaghetti" porque en las casas lo que se comía eran macarrones nada más.
Chinos había alguno, en la calle Leganitos y en otra calle junto a Gran Vía a los que poca gente iba puesto que se consideraban raros, con la excepción de House of Ming, en la Castellana, que era chino de lujo y la fachada estaba decorada con tejados picudos y letras rojas imitando la Ciudad Perdida. Ni que decir tiene que ahora tampoco existe.
Y no hace tanto tiempo de esto, lo juro... Pero es verdad de la buena, aunque cueste creerlo visto todo lo que hay ahora por ahí...
Por no haber no recuerdo que hubiera hamburgueserías.... y en las casa lo que se comía eran los "filetes rusos". El colmo de la modernidad fue el restaurante "Galatea" en la calle Príncipe de Vergara, entonces General Mola, donde podías tomarte un perrito caliente , casi casi igual a los de las películas.
 
Uno de los mejores recuerdos es un Día de la Amistad hispano-norteamericana, en que me llevaron a la base de Torrejón... un nuevo mundo se abrió ante mí. Había hamburguesas y sandwiches en pan de molde... riquísimos e igualitos... sí, a los de las películas.
Así también era la cafetería de los almacenes Sears... con sus taburetes de "skai" rojo, donde te servían el clásico "milkshake" con soda y todo, o el primer restaurante de "Kentucky fried chicken", por Alberto Alcocer, que tenía una pared adornada con un dibujo de chicas vestidas como Escarlata O´Hara... 
Coca-cola sí que había, desde hace mucho, pero con respecto al chocolate debía conformarte con Suchard (el del perro), Elgorriaga (el de la campana, que se hacía en Irún) y los Nestlé rojos de toda la vida, incluso ya entonces.
Una de las cosas que más me chocaron, y me asombraron, la primera vez que fui a Londres (¡ay, que tiempos aquellos!) fue la cantidad de restaurantes de todo tipo que allí había. Hemos subido de nivel, ya iba siendo hora.
Ahora hay todo tipo de comida, incluso comida de mentira desperdigada por las calles. Véase la muestra.


NOTAS     Cristina (Eeckman) me dice que había otro restaurante italiano por Santo Domingo, en un piso, que se llamaba "La Piamontesa". Yo no lo conocí.             También me cuenta que en el Sereenella había una ventanita por la que pasaban las pizzas a las "señoras de vida alegre" de las inmediaciones.

                                                                     





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