Sí, la música es un arte muy agradable y tan respetable como las demás especialmente cuando te apetece disfrutarle tranquilamente y eliges lo que quieres escuchar en tu casa o en tu i-pod.
Desde luego no lo es tanto, ni lo más mínimo cuando te obligan a escuchar por que sí, sin elección cuando lo que te apetece es leer o concentrarte en tus pensamientos sin el omnipresente chunda-chunda que cualquiera se pone a tocar donde sea, especialmente si ese "donde sea" es justo debajo tu ventana durante horas y horas un día sí y otro también.
Lo siento, sé que esa gente, la que toca, se busca la vida a su manera, pero a mi me molesta, es más, a veces me vuelve loca, sobre todo cuando lo que tengo que escuchar (ver mas arriba) son los mismos tres acordes mal tocados una vez y otra, y otra, y otra... no digamos cuando por navidad son del famoso "Jingle bells" que han conseguido llegue a aborrecer.
Me molestan donde sea, en un espacio abierto como el Retiro o la calle. Es imposible pasear tranquilamente sin que alguien te dé la serenata y te pida dinero encima por ello, pero lo que tiene mas delito es sentarte a tomar un café en una terraza con pretensión de charlar porque no vas poder hacerlo, vendrá uno, el del acordeón, luego otro, el de no sé que, y otro con otro acordeón (si es el de la trompeta échate a temblar) que te pedirán les des algo por interrumpir tu conversación y ni se les pasa por la imaginación que están molestando.
Algunos no tocan mal, generalmente están en los de los pasillos del metro, (hay uno que se pone en Bilbao y suele cantar canciones de Sabina, otro que toca tangos...), pero lo normal es que además de darte la vara lo hagan fatal. Los que se meten en los vagones del metro a veces son de Juzgado de Guardia, puesto que casi nunca va uno solo, sino unos cuantos en orquestina. Un vagón es un lugar pequeño, cerrado y con mucha gente, pero a ellos les da igual. Entran con su parafernalia de instrumentos y amplificadores y ala, a tocar, machacándote los oídos si tienes la desgracia de que se pongan precisamente a tu lado, y obligándote a escuchar aunque malditas las ganas que tengas. Por mucha cara de odio reconcentrado que les pongas da igual, porque no se dan por aludidos así que seguirán imperturbables hasta terminar la pieza y llegue el momento de pedirte que colabores.
En París es necesario sacar una licencia para tocar en la calle, y si no eres bueno, no te la dan, parece que es lo que pretenden hacer aquí.
Lo que aun no he mencionado pero son muy molestos, mas si cabe porque suelen estar respaldados por una organización, son esos conciertos en lugares públicos para festejar tal o cual, celebración que implica música a todo volumen, te guste o no (generalmente no te gusta) que te entra por las ventanas de tu casa como tengas la desgracia de vivir cerca o en la misma plaza del evento.
En cualquier cafetería hay música por que sí, porque les da la gana y tienes que soportarla mientras te tomas un café o lo que sea. No digamos cuando, encima, es la radio lo que te ponen. De entrada y,o en un sitio así, no entro por muchas ganas que tenga, lo siento. Si entro porque no tengo mas remedio me tomo lo que sea y salgo pitando, así que me pregunto si no será una estratagema comercial para que les dejes libres las mesas lo antes posible. Cada día es mas difícil encontrar lugares reposados, agradables y tranquilos, lejos del mundanal ruido y sin que que venga a molestar el ¿músico? de turno.
Pero claro, que vamos a esperar en un país donde todo el mundo habla a voces (sobre todo si tiene un móvil en la mano) y te obliga a escuchar su ratonera musiquilla cuando les llaman, o el "clop, clop" del jueguecito en que van enfrascados sin que les dé el mínimo pudor. Ni se comprende que el de al lado prefiera estar tranquilo sin escuchar nada de nada, y escuchando su música si lleva los correspondientes"earphones".
Eso del ruido obligado y por qué sí, porque se me antoja, lo llevo fatal. Si es por obligación, hasta me resulta insoportable "La Traviata".
PS- Hablando de ruido, aprovecho para denunciar el nivel altísimo al que salen los anuncios y trailers de lo cines Renoir Princesa. Un auténtico suplicio que ni tapándote los oídos con fuerza puedes aminorar. He protestado, pero les da igual. No sé si pretenden volvernos sordos o qué.
Quiero pensar que las últimas veces han estado un poco más moderados.
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